Dos poemas inéditos.
La bebedora-Henri T.
La vieja hilandera
Mi querido, Ulises
He enmudecido de
susurrar tu nombre.
Decime ¿cómo cabe tanta
nostalgia en este
minúsculo cuerpo?
entre los odres una
caricia se ha escurrido
esperando el momento
propicio
para diluirse en tus
labios ausentes.
Si me vieras ahora
un esperpento soy,
cascarón inerte que
añora tus huesos
¿Gritarás acaso
P e n e l o p e
cuando incendies la Troya?
¿te acordarás de mí ,
cuanto escuchés
el canto de Caribdis y
Escila,
o reposés tu cabeza en
los senos inmortales?
¿me evocarás cuando con
tedio recorrás las piernas mediterráneas?
¿Soñarás con el
retorno,
volverás a Ítaca,
a mí?
Odiseo, la rueca está cansada de escupir hilos
y mis manos se han
secado de esperarte.
Caronte
Entre las cazuelas
las hormigas se llevan
las migajas de tiempo esparcidas.
¿Vendrás mientras preparo el café
al
viejo de pronto desconocido
que finge leer bajo el limonero?
¿o estás entre los cojines del sillón
atestado
de pelos de gatos
de mi sala,
o en las saladas gavetas
del armario de cucharas?
El golpe contra las aguas de tu barca
no me perturba
sé que me llevarás
ahí
donde otros vientos crecen
y las noches se arremolinan indefinidamente,
las caracolas ya no vociferan nombres
y las revueltas corrientes del río han difuminado
los deshilachados fragmentos de la memoria.
Comentarios
Publicar un comentario