Cuento.
-Muy bien, el dispositivo está listo, cierre los ojos y no se asuste por lo que vea ni lo que escuche, recuerde que usted tiene el control.
-Eso espero-susurré-
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Me vi sumergida en la oscuridad de infinitos pasillos que me invitaban a perderme en la selva salvaje del subconsciente. Tomaré cualquiera, al final, todos me llevarán al mismo lugar, supongo.
Mis pasos sonaban como un crujido de hojarascas, las sombras se alargaban detrás de los postes, los caminos estrechos y polvorientas calles reflejaban que en ese lugar nadie había puesto un pie.
En las paredes despintadas se diluían los fragmentos de un rostro, unos rasgados ojos que creí hace mucho había olvidado. El corazón se me estremeció. Sucedió hace tanto tiempo que no debería afectarme-traté de convencerme- Aligeré mis pasos. No vine hasta aquí para verte- dije como si pudieras escucharme.
En la inmensa oscuridad de laberintos sin fin se escuchaban como los recuerdos resurgían como una bandada de palomas, era una carta, un anillo, un libro enmohecido, como si de un tocadisco se tratara, ante el mínimo roce de mis pies contra el suelo se levantaban como un remolino de polvo cuando soplamos una mesa, me despertaban las más tiernas, dulces y crueles memorias. Huellas impresas en lo profundo.
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¿Qué buscaba? ¿Qué me había traído hasta aquí? ¿Para qué, por qué me aventuré a recorrer las cavernas de mi sombría soledad?
Para borrarte deberé quemar cada parte de mí misma, hacer añicos cada partícula que me compone, destruir cada nervio que te rememora, cada vitral que se empaña cada vez que escucha el estribillo but i can´t help falling in love with you. Todo, todo hubiese sido distinto si tan solo hubieses dicho sí.
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